Hay dos grandes tipos de farmacéuticos. Los que se ocupan y se centran sólo en su farmacia y no miran nada afuera y los que se obsesionan con lo que hacen los demás.
Los primeros no ven venir, o las ven tarde, las tendencias que van a afectarle. Los segundos limitan su propia capacidad para pensar de manera creativa porque se centran continuamente en lo que los demás hacen.
La gestión de una farmacia no es un deporte, tal y como decía en el título, y por ello no hay que centrarse en competir sino en ganar. El ritmo has de marcarlo tú y tu objetivo ha de ser dominar tu área de influencia y acrecentarla lo que puedas.
Intenta ser tú quien marca la ruta a seguir y que sean los demás los que te sigan. Siempre irás un paso por delante. Más clientes, más fieles, más rentables. Esto no significa que seas infalible y que no puedas aprender de tus colindantes o de tus competidores en general, pero una vez identifiques las mejores prácticas sectoriales, llévalas a tu nivel, a tu ritmo y a tus posibilidades.
Lidera tu mercado, tu área. Y un buen modo de conseguirlo es haciendo lo que otros rehúsan hacer, ya sea porque no saben, no quieren o no pueden. De este modo abrirás tu propio espacio y desarrollarás en él una ventaja competitiva sostenible.
Si los demás recortan, tú amplía; si limitan su acción comercial, tú trabaja más clientes; si hacen promociones, tú innova. No te muevas por las normas establecidas por otros y adopta la actitud de presentarte como la opción más singular y atractiva.
Te vendrán dudas acerca de los costes de esas oportunidades y de si cuentas con recursos. Pero hoy tienes la tecnología que te permite trabajar muy eficientemente y con poco coste si te conviertes tú y/ o tu equipo en un experto en su uso. El uso intensivo dentro de lo que la ley permite de las redes sociales, de los contactos personales, de los correos electrónicos, de blogs, vídeos, etc. te permiten hacer cosas con las que sorprender a tus clientes y que no estén haciendo tus colegas competidores. Persistir disuade a los que no tiene la paciencia de aguantar. Fácil no va a ser.
Cuando otros piensen que no sirve de nada o de muy poco, que es demasiado esfuerzo para los pocos frutos, multiplica tu actividad, aunque parezca irracional. Es una guerra, no una batalla y las guerras se largan a largo plazo, con esfuerzo, sangre sudor y lágrimas.
Cuando te hayas metido en la cabeza de proveedores, clientes y competidores, habrás vencido y esto precisa de constancia y creatividad. O de mucho dinero.
Nunca te pongas en el pensamiento de que no es ahora el momento de hacerlo. Esta es una postura para posponer compromisos en espera de mejor ocasión, de que se calmen las cosas, de que tengas tiempo libre, de que haga mejor tiempo, de que pase la crisis, de que…
A estas alturas ya deberías saber por experiencia que esas circunstancias nunca se darán, que el momento adecuado nunca aparece. Estés como estés, el momento para hacerlo es ahora.
Es muy frecuente encontrase con personas, farmacéuticos en el caso que nos ocupa que son pesimistas como protección ante la vida y que con frecuencia ajustan sus expectativas a la baja para evitar decepciones y sufrir menos si las aspiraciones no se cumplen.
Lo malo es que esa actitud acaba por provocar que esa visión negativa de la vida (profesional en lo que nos ocupa) se de en lo que se llama la profecía auto-cumplida. Si eres ambicioso emprenderás, te preocuparás y actuarás acorde a lo que quieres que suceda y es más probable que lo consigas.
Nada impide que no puedas aspirar a un futuro más satisfactorio que el que tienes.
Necesitas tener la autoconfianza en tu capacidad y en lo que decidas emprender. Tu autoconfianza crecerá si sigues unos determinados comportamientos:
- Cuida tu imagen. Es lo primero por lo que te juzgarán cuando te conozcan Destaca por tu buena presencia y el modo en que mantienes tu compostura.
- Identifica tus valores. Actúa de manera acorde con ellos. Las personas con valores son más fácilmente valoradas. Adecua el lugar de trabajo.
- Genera un hábitat en el que puedas desarrollarte tú y tus necesarios colaboradores
- Sé atrevido. Hacer algo distinto de lo ordinario puede impulsar tu confianza. Y además es motivador.
- No esperes a que los demás te elijan. Toma la iniciativa, da a conocer tus capacidades, tu diferencia, tu manera de hacer las cosas, tus aspiraciones, tu ilusión.
- Investiga que es lo que necesitas saber, y apréndelo. Decide y estudia y practica cada día. Aprende de los mejores.
- Reconócete: Tus ideas y tu participación pueden ser al menos, igual de valiosas que las de los demás.
- Comunica calma. No te expreses de manera apresurada. Lo que dices tiene valor y han de entenderte.
- Se disciplinado. Planifica, mide y actúa ante las desviaciones.
- Enseña a otros. Ofrece tus conocimientos. Enseñar tu experiencia es bueno para tu entorno pero sobre es bueno para ti porque aprenderás más de tus errores y de tus aciertos.
- Cierta perspectiva y la necesidad de racionalizar lo realizado dan mucho de sí.
- Agradece a quienes te hayan ayudado. Reconocer la ayuda de otros es una buena actitud que sólo trae beneficios recíprocos
- Crea equipo y rodéate de personas que valores y a ser posible más competentes que tú en sus campos de actuación.
- No te engañes. No actúes como no eres. Reconoce tus carencias y tus debilidades. También tus fortalezas pero, sobre todo, intenta ver lo que de ambas cualidades opinan los demás.
- Evita entornos tóxicos. Aléjate de personas o situaciones que no aportan nada.
Con todo esto, generaras dinámicas positivas que te ayudarán a mejorar las posibilidades de competir y de ganar (sobre todo) y si te va mal, aprende y vuelve a intentarlo.