Cuando una situación cambia tanto y tan rápido como lo está haciendo el sector de oficinas de farmacia, lo único que no se puede hacer es no hacer nada.
Las inercias basadas en rutinas útiles en otros tiempos sólo pueden agravar la situación. Después de tantos años funcionando de una manera determinada se nos hace muy difícil imaginar otra manera de hacerlo. Desaprender va a ser una habilidad necesaria en estos tiempos. Habrá que redefinir el modelo de negocio tanto de la farmacia como el de la distribución. Buscar soluciones y sobre todo actuar.
Las redes sociales nos permiten acelerar los debates en torno a posibles soluciones y cuantos más seamos opinando más y mejores serán estas.
Por otra parte, es momento de unirse y de plantearse actuaciones firmes ante una administración que sigue sin encontrar otra forma de ahorrar en sanidad que no sea la de ahogar a los farmacéuticos. Necesitamos seguir a nuestros líderes. Es la hora de que los que presiden los distintos colegios de farmacéuticos, nos guíen con racionalidad y sin miedo paralizante. Por nuestra parte, la distribución local y propiedad de farmacéuticos que nosotros representamos estará, como siempre, muy cerca de sus socios, clientes y amigos.