Sacar el máximo partido a los recursos es gestionar eficaz y eficientemente. De hecho economía, como gestión, es el uso que se hace de unos recursos escasos y que se concretan en dinero. En nuestra farmacia, como pequeña empresa que es, los recursos son más escasos si cabe y el principal recurso diferenciador, al margen de la ubicación, son las personas.
Motivar personas y promover sus capacidades es una de las principales tareas de todo líder. Utilizar todo el potencial a nuestro alcance, pasa por desarrollar habilidades y conocimientos de modo que todos y cada uno de los colaboradores de nuestro equipo, sean capaces de extraer y aportar toda su capacidad. La organización y su líder a la cabeza debe promover el crecimiento personal y profesional de todos y cada uno de sus miembros.
Las incompetencias no se gestionan, se eliminan. Todos somos incompetentes en algo y no totalmente competentes en casi todo. Es mucho más eficiente preocuparse por desarrollar y estimular que dedicarse a tapar vicios o debilidades.
Conseguir que el equipo nos haga prescindibles es una tarea diaria y que nos permitirá crecer como equipo, y sobre todo nos liberará a nosotros como personas, como profesionales, como directivos, como líderes y como estrategas. El miedo a que nuestros colaboradores sean mejores que nosotros no es más que una irracionalidad que nos perjudica seriamente.
Una evaluación de sus competencias nos permitirá detectar en que funciones serán más capaces y cuáles son las carencias que deberían suplir o mejorar. Nadie tiene que esperar mediocridades, y nadie tiene que pensar que todo está ya hecho o predeterminado. La vida es un cúmulo de oportunidades que hay que aprovechar estando preparado para verlas y tomarlas. Las personas tenemos anhelos y ansia de desarrollo en todos los sentidos y esto, bien encauzado, es un motivador extremadamente potente. La excelencia es un camino sin fin.
Ya vimos que lo racional sería definir las capacidades que se requieren en cada puesto de trabajo y contratar en consecuencia, pero en las farmacias casi siempre se parte de una situación de partida heredada, y hay que buscar trabajar con los recursos de que se dispone. La resignación de que lo que se tiene es como es y no es mejorable, es la fuente de equipos mediocres y del fracaso empresarial. Además llevará a la frustración de líder que acabará anestesiado ante la situación y angustiado ante cualquier cambio proveniente del entorno, al que verá siempre como una amenaza por falta de preparación del equipo. Una excusa excelente, pero que como todas las excusas, no sirve nada más que para explicar por qué las cosas nos han ido mal en lugar de bien.
Tener personas cualificadas, especializadas pero polivalentes y muy motivadas y alineadas con el objetivo determinado por la dirección es imprescindible en una organización pequeña como lo es la farmacia en un mar tan turbulento como el que nos está tocando navegar.
Además, esta es la manera de asegurar la supervivencia y adaptación de la organización, ya que las personas interactuarán sobre la base de la tarea a realizar y no por la dificultad, la pesadez o el grado de afinidad personal. Y con este método se podrá evaluar la actitud, aptitud y logro de cada uno de los empleados y podremos por fin, hablar de productividad y de premiar la eficiencia de modo más objetivo.