La relación entre innovación y la viabilidad de una empresa es un tema que preocupa a todos los gestores de empresa, farmacéuticos o no, porque no innovar es desaparecer en un entorno tan cambiante, pero innovar supone un riesgo, que normalmente asusta.
En función de lo maduro que sea un sector la exigencia de la innovación varía. Los que no innovan nada en un sector tan maduro como el farmacéutico, acaban por ser inviables.
Sin embargo las muy innovadoras siguen suertes dispares.
En entornos muy cambiantes como los actuales, ser el más innovador no parece importar demasiado. Para tener éxito y convertirse en una empresa destacada se precisa además de una combinación acertada de creatividad y disciplina.
La innovación, sin disciplina, suele conducir al desastre. Y además esto suele suceder porque los creativos también son caóticos. Cuando se entregan a una causa se suelen dejar llevar por la euforia y acometer más de lo que pueden. Lo que hace grande a una empresa es una combinación de una creatividad intensa con una dosis de disciplina.
Si en un entorno turbulento se obsesiona uno con la innovación por sí misma, el fracaso está muy próximo. Y sin embargo no hacer nada no es una decisión posible.
Los Gurús del tema proponen asegurar lo que se hace en un proceso en que se vaya de menor a mayor riesgo.
Se trata primero de probar para aprender, con esto corremos poco riesgo y tenemos bajo coste. Además no comprometemos el resto de objetivos de la empresa. Y por último es más fácil y más probable que sea un éxito.
La experiencia que adquiramos en la puesta en marcha nos ayudará y reforzará en las próximas nuevas iniciativas, que poco a poco deberán ir siendo o al menos podrán serlo, cada vez más arriesgadas. En esto está el peligro pero también la oportunidad. Es importante aprender de la experiencia de otros, acudir a cursos, preguntar a quien se le suponga mayor experiencia, leer, etc. Todo ayudará a disminuir la probabilidad de error, aunque nada dará la seguridad absoluta.
Incluso aprender metodología, de modo que disminuyamos la incertidumbre del proceso de innovación sin caer en la parálisis.
Lo importante no es equivocarse sino reiterar en el error.