Que las cosas cambian es un hecho indudable. Que los cambios se aceleran cada vez más también. Que el pasado, pasado está y poco importa es una sensación evidente.
Vivimos en el presente y en este tiempo decidimos y conformamos o no, lo que va a ser nuestro futuro.
Decidir y asignar los recursos necesarios acordes con nuestra visión y consecuente decisión es la tarea que nos corresponde como empresarios al frente de una farmacia.
Sin embargo, la complejidad del cambio hace cada día más difícil acertar y por tanto planificar para poder hacerlo. Responder a los cambios fuera de plazo es igual o peor que no hacerlo.
Las organizaciones más pequeñas, como lo es tu farmacia tienen una gran ventaja competitiva en la capacidad de respuesta inmediata y en su flexibilidad para adaptarse. Cuanto más grande es una organización más lenta y torpe se vuelve en su toma de decisiones. El tamaño importa pero no es una ventaja para todo.
Muchos farmacéuticos ante la duda en que vayan a hacer bien o no, lo que tienen que hacer, optan por no hacer nada y esto es lo peor que pueden hacer ya que ni acertarán ni aprenderán de los errores.
Es importante, vivir el futuro, pensar hacia dónde vamos y que es lo que pensamos que va ser nuestro negocio mañana. Pensar la farmacia de los próximos 5 años y trabajar para ella. Despegarse de lo cómodo y buscar adentrarse en lo desconocido preparándose para ello.
Habrá que buscar indicios de la solución en otros sectores que han pasado por momentos de cambio asimilables a nosotros y ver como lo resolvieron los que han sobrevivido y que hicieron mal los otros. Tomando las distancias que sector y momento tienen. No hay que replicar sus estrategias pero si intentar aprender de ellas.
En definitiva hay que perder el miedo a innovar y a arriesgar. Las decisiones se toman con incertidumbre pero con planificación. Recabar información es básico pero sobre todo lo básico es tomar decisiones y hacer cosas sin la parálisis que el análisis conlleva.
Convence a tus colaboradores para que participen en la búsqueda de soluciones y para que vean que estamos preparándonos para el futuro. Cuenta con ellos pero actúa.
Y si no aciertas, pues cambia.
La vida de tu farmacia o mejor dicho la tuya como empresario farmacéutico no es fácil ni tranquila. Desde fuera lo es más que desde la propia realidad de tu farmacia.
Prepararse para afrontar circunstancias adversas es anticipar las mismas y mejorar la capacidad de superarlas. Abandonar no es una palabra permitida y perseverar es la única garantía de futuro. Las dificultades, el agotamiento y la falta de recursos serán compañeros de viaje con los que hay que aceptar convivir.
Y en muchos momentos escucharas voces interiores y exteriores que reclaman que abandones por las inseguridades, la falta de recursos, el agotamiento, pero la pasión por nuestra profesión ha de estar como motivador insuperable para todo lo que hacemos. Llorar es de niños y a menudo lloramos y hacemos llorar a todos a nuestro alrededor.
Si tenemos objetivos, claros, concisos, definidos y alcanzables es más fácil que podamos medir nuestro desempeño. Escuchar y observar nos mantendrá alerta para poder sortear las dificultades que seguro encontraremos.
Nuestras metas son nuestros sueños y los de los que nos rodean y mucho cuidado con los distractores que aparecerán en el camino
Tenemos montañas de información que no sabemos manejar. Simplificamos la realidad para que quepa en nuestra comprensión. Trabajar con base en la información es necesario pero no suficiente. El mundo crece en complejidad y hay muchos fenómenos sociales no lineales que nos afectan. Trabajar sólo con datos constituye un error de tiempo ya que trabajamos en el pasado en el que se dieron esos datos y nuestro público no es lo suficientemente grande como para que la estadística sea la ley que nos rija. Los datos son importantes pero son insuficientes y atrasados. Hay que saber tomar decisiones en la incertidumbre y ya sabemos que no siempre acertaremos.
La conclusión es que hay que tratar de acertar cada vez más y de equivocarte cada vez menos y en cosas en las que no te habías equivocado antes. La decisión perfecta raramente se da y si se da suele ser por casualidad. Las buenas decisiones se dan cuando nos pillan preparados para ello.
El futuro hay que crearlo.