Es muy pesado estar siempre al timón y remando como el primero. Correr siempre y correr hacia algún sitio con sentido.
Los que no corren son sobrepasados casi siempre, pero los que corremos a veces nos da la sensación amarga de que nunca nada es suficiente.
Además están aquellos agoreros del "ya te lo decía yo" o los envidiosos del "qué se pensaba este" y por último los listos del, una vez sucedido "yo no hubiera cometido ese error". Los inmovilistas y los cenizos son o pueden ser mayoría y el que empuja es humano y tendrá sus momentos de fatiga y zozobra.
Y es normal. Y sucede, y sucederá y no pasa nada. La sensación de que la meta se aleja a medida que avanzamos hacia ella o de que las fuerzas flaquean cuando estamos a puntito de lograr los objetivos es una sensación que en algún momento experimentarás.
Y además cualquier circunstancia adversa será utilizada para perder el interés por tus propuestas de cambio por alguno de tus colaboradores.
Por todo ello, no puedes tirar la toalla. El líder lo es en solitario y su equipo depende de su resistencia. Los malos momentos que tienes, has tenido y tendrás has de digerirlos tú solo. Y no hay otra.
Búscate un escape asumible y grita, corre, suda, o lo que necesites, pero sigue.
Los resultados llegarán pero ni al ritmo ni con la intensidad que necesitas y has de saber verlos venir y evidenciarlos para animar al resto del equipo.
Apóyate en los que sean como tú y aísla a los que no.
Repítete estos mantras:
- No hay nada que valga la pena que sea fácil. Y lo sabes. Para los demás también es difícil. Lo que hayas hecho ya está hecho y la constancia es una gran virtud.
- Sólo tú puedes hacerlo. Tu capacidad de arriesgar, de prever, de anticipar y de liderar es única en tu equipo y ese es tu principal valor.
- No hay mal que cien años dure. El ayer no existe. La lucha está en el hoy pero el mañana dependerá de lo que hoy seas capaz de hacer. Las barreras están más en tu cabeza que en la realidad.
Errare humanum est, todos fallamos, pero quien persevera y aprende de sus errores los supera. Caer y levantarse tanto como haga falta. De los errores se aprende mucho más que de los aciertos. Pero doler, duelen.
- La creatividad es básica para poder superar las dificultades. Pensamiento lateral. Capacidad de observación, de síntesis y de recuperación. Se aprende de todo. Tus vivencias se pueden apoyar en las vivencias de otros.
- No estás solo. Aunque lo parezca. Tienes equipo y apoyos y muchos colaboradores que en los momentos difíciles han estado y sabes que seguirán estando.
- Has hecho muchas cosas bien antes y eso te protege de los errores. Los que te abandonen a tu suerte cuando los necesitas no eran colaboradores en quienes confiar. Amigos cuando todo va bien hay muchos. Los buenos se filtran en las crisis.
En definitiva, eres imprescindible. El único imprescindible. Y la renovación es necesaria, máxime cuando la alternativa es morir. Y esa no es una opción.
Adelante, siempre y como sólo tú puedes y sabes.