El futuro ya no es lo que solía ser. (Arthur C. Clarck, autor entre otras de “2001 la odisea del espacio”).
Nadie sabe lo que va a pasar. El tiempo es un misterio que fluye en única dirección y no hemos visto hasta la fecha y en ningún momento, turistas espaciales y esto significa que no habrá viajes en el tiempo o que no habrá humanos.
Por ello no es que pretendamos conocerlo nosotros, sino que hemos de ser capaces de anticiparlo sobre la base de los hechos que observamos. Conocer lo que ocurre, a ser posible sus causas y analizarlo lo más objetivamente posible (lo cual es poco) nos permitirá acertar algo de lo que vaya a ir ocurriendo y en consecuencia decidir adecuadamente.
Como negocio minorista que somos las farmacias, no podemos más que observar el comportamiento de quienes nos compran y de aquellos a quienes compramos. Podemos intentar estar al día en cuanto a la tecnología que es cada vez más la base de todo negocio que trate con clientes y quiera crecer y por supuesto estar al tanto de las tendencias sociales en el entorno en el que operemos.
Observar es todo un arte. Lo primer es centrar el interés y a continuación tratar de comprender lo observado. Esto se hace consultando a quienes saben más que uno mismo y /o buscando información por Internet que es fuente de información para casi todo aunque a veces no sea verdadera. Con la rapidez con la que se suceden los cambios, es bastante con que sepamos anticipar lo que vaya a suceder en un periodo mínimo de tiempo, y arriesgar a anticipar lo que será el mundo de la farmacia de los próximos quinquenios.
Es un arte muy complicado porque la mayoría de los cambios que suceden son imperceptibles hasta cuando ya son demasiado evidentes y por tanto por todos conocidos y por tanto el haberlos anticipado no nos aporta ninguna ventaja, Si en todo caso, somos capaces de verlos o mejor de preverlos hay que tratar de intuir las causas a los que obedecen porque ahí estará la clave de hacia dónde y a qué velocidad se van a ir moviendo.
Por tanto, y dado que eres el responsable de la toma de decisiones que conciernen al futuro de tu farmacia y en aras de la efectividad esfuerzo/resultado, céntrate en los cambios que observas a tu alrededor y que ves que está o van a afectar a tu farmacia. Cuando los hayas visto y entendido, diseña un plan que te permita mejorar tu posición en ese futuro que prevés.
Está claro que correrás el riesgo asociado a la toma de decisiones y está también claro que los clientes y sus decisiones cambian cada día con mayor celeridad.
El mayor riesgo es que te paralices y no innoves en nada. Los clientes fieles dejarán de serlo, al menos en parte y los infieles en mayor medida y tus estimados compañeros de profesión, algunos de ellos, se encargarán de recordarles a todos ellos que hacen las cosas, o al menos cosas, mejor o diferente que tú.
Sólo los cambios de modo organizado, y de manera continua te permitirán seguir siendo la referencia de tu núcleo de clientes.
Equivocarnos es un riesgo, pero es una necesidad. Del error surgirá el acierto.
Arriesgar con raciocinio y de manera razonable es el camino a encontrar soluciones anticipadas a los problemas que hemos de ayudar a resolver a nuestros clientes y por lo que nos valorarán y retribuirán. Muchos pequeños experimentos permiten un éxito o un fracaso en su misma medida y un aprendizaje menos arriesgado.
En España nos tenemos por buenos improvisadores pero también de muy poco tolerantes con los fracasos de los demás.
No nos importe. El futuro es una gran incógnita pero es importante imaginarnos en él. Estar compitiendo por el futuro (gran libro de Hamel y Prahalad) es nuestra obligación.
Y claro que tiene riesgo.