Enfrentarlos, esta es la recomendación para resolver problemas. Es tu decisión si te concentras en eludirlos o si lo haces en resolverlos y superarlos.
Es una falacia el pensar que no puedes hacerlo porque realmente requiere la misma energía el tratar de evitarlos que el solucionarlos. Posiblemente más, pues los problemas no afrontados no se suelen solucionar por sí mismos y siguen persistiendo y acumulándose en el tiempo desgastándonos, mientras que si te enfrentas y los superas desaparecen. Y además se aprende.
Y como los problemas aparecen continuamente si no se resuelven se acumulan hasta ser irresolubles o desbordándonos casi siempre.
Por eso el consejo es enfrentarlos en cuanto aparezcan o en cuanto se pueda pero no dejarlos para más adelante o para mejor ocasión porque esto no sucederá. Prevenir en estos casos es actuar para no acumular. Y si el problema es grande trocearlo y actuar y delegar o buscar asesoramiento si nos desborda pero enseguida, cuanto antes.
Y dos consejos:
- La mejor solución es enemiga de la buena. Si nos empeñamos en no actuar hasta tener la mejor solución podemos enquistarnos en la búsqueda y paralizarnos. El tiempo es una variable clave en la resolución por lo que responder con una solución buena es mejor que enquistarse empeñados en buscar la mejor.
- Y cuidado con los mediocres que generan continuamente problemas. Rodéate de los que siempre vienen con soluciones y no con los que advierten de problemas pero que nunca resuelven nada.
Si tu eres un líder y quieres seguir siendo percibido como tal necesitas que todos te vean como alguien que enfrenta los problemas y que resuelve gran parte de ellos. No como una víctima de la gran cantidad de problemas que hayas sabido acumular.
La otra parte del problema de resolver y actuar viene dada por la necesidad de hacer las cosas de manera diferente para tratar de obtener resultados diferentes tanto más cuanto mayor sea la necesidad de cambiar o de obtener otros resultados.
Cambiar no es fácil. Es costoso. Exige voluntad, recursos, energía y tiempo. Pero si es posible y necesario, hay que hacerlo. Lo fácil es continuar como estamos, pero eso no solucionará los problemas que no se hayan podido solucionar.
Los cambios pueden venir forzados por el entorno, familiar, profesional o económico. Todo cambio de hecho puede tener efectos en todos estos ámbitos de la vida.
Un cambio actitudinal del farmacéutico titular influirá decisivamente en su entorno y es aparentemente un cambio poco costoso porque solo le afecta a él, pero será muy complicado porque las personas somos como somos y cambiar sin aparente razón, sin estar necesitado, es muy difícil.
Tratar a los demás de manera diferente y sobre todo observarse desde la distancia y con alguien de quien tengamos absoluta confianza nos reporte, es clave. En caso contrario la necesidad debería ser suficiente para dirigir el cambio
Es posible aprender a hacerlo cuando lo consideres importante para ti.
Establecernos metas en función de los resultados que queremos o necesitamos nos ayudará a tener la conciencia de lo que hacemos y queremos cambiar para lograrlo.
Planificar esto requiere medir y observar como avanzamos en pequeños cambios y a ser posible observar como esos pequeños cambios consiguen grandes resultados en el entorno personal y profesional que son visibles y también medibles objetivamente.
Y pensar que hay que motivar positivamente a quien colabore y si no al menos a nosotros mismos premiarnos con algo que nos motive, pero siempre y sólo cuando consigamos alguna meta.
Piensa que el cambio de tu comportamiento depende solo de ti y afecta a toda tu organización. Tu farmacia es totalmente receptiva a como tu actúes y has de ser muy consciente de ello. Si el cambio viene motivado por ti y no por imperativos externos tanto mejor, más tiempo tendrás y más margen de actuación y error.
Si el cambio que tenemos pensado como necesario nos sobrepasa y tal y como he dicho anteriormente hemos de dejarnos asesorar por personas o entidades de confianza. Y tenemos que saber que la conducta es consecuencia de muchos años de aprendizaje y que cambiarla va a llevar tiempo porque entre otras cosas es más fácil aprender que desaprender.
El esfuerzo debiera ser proporcional al cambio que pensamos acometer y hemos de valorar si nos va a merecer la pena o si seremos capaces de hacerlo y cuando lo aceptemos ir a por todas.
Durante el cambio veremos también cambiar a los demás y hay que ayudarles pero siendo conscientes de que ellos son los que deben acometer sus propio cambio aunque seas tú el impulsor del mismo, pero que puede llevar más tiempo y el impulsor clave será el de transmitir la necesidad y urgencia del mismo. Y como antes, si el problema es gordo trocéalo y si son varios el segundo después del primero.